Emprender está de moda, está claro. Ser un influencer. Ser nómada digital. Crear una startup. No tener jefe. Todo eso mola, porque la gente te lo enseña así. Pero no todo son rositas y fucking money man. Igual que tiene muchas cosas buenas, también tiene algunas cosas malas. Entre ellas, la presión, la incertidumbre y la responsabilidad.

Presión

Cuando trabajas en una empresa sabes que -99% seguro- cobrarás a final de mes.
Cuando trabajas en una empresa sabes que aunque no hagas muy bien tu trabajo, cobrarás a final de mes, y que si te echan, cobrarás el paro y la indemnización, y más aún hoy en día, que se protege tanto al empleado. Cuando trabajas por cuenta ajena, si un mes no vas motivado a trabajar y haces las cosas ‘normalitas’, o cometes algún error, cobras igual. Si te da pereza y vas con sueño a la oficina, cobras igual.

Cuando eres autónomo/dueño de negocio/emprendedor tienes la presión de sacar siempre tu mejor versión. Tienes la presión de que si un mes no trabajas o no te va bien, puede que no puedas comer. Y el estado no está allí para ayudarte, tenlo claro.

Incertidumbre

¿Puedes vivir con la idea de que no sabes qué pasará mañana?

Puedes dedicarte a lo que te apasiona. Si emprendes por dinero o por necesidad, difícilmente tendrás mucho éxito, pero si emprendes por pasión en un proyecto, es mucho más probable que tenga éxito. No estás atado a ningún proyecto. Si haces algo que ya no te gusta, puedes vender, cambiar y volver a empezar. No estás obligado a hacer algo que no te gusta. Si tu pasión cambia, puedes cambiar. Bueno, la contabilidad y la declaración del IVA sí que estás obligado a hacerla, aunque no te guste, pero ya me entiendes.

Eso es un poco catastrófico, pero la incertidumbre también puede ser que tu mejor cliente no te pague el mes que viene porque ha encontrado a alguien más barato. No saber qué pasará mañana o qué harás mañana, es algo a tener en cuenta. Este, en general, es el problema más común que la gente no puede soportar. Por último: 

Responsabilidad

Eres 100% responsable de lo que te pasa. Me da igual si es culpa de Zuckerberg o Bezos porque quieren cerrarte la cuenta o cobrarte más dinero. La culpa es tuya por depender de ellos. Si te pones enfermo o te olvidas de algo, es responsabilidad tuya.

La responsabilidad es clave para levantarte cada mañana motivado. Recuerda, no tienes horarios ni jefes en la mayoría de los casos, así que es tu responsabilidad traer dinero a casa. Esto no es como de niño que si no hacías los deberes no pasaba nada. Ahora el tema es serio. Tampoco tienes a nadie superior a quien dar la culpa por tu error, es cosa tuya. Hay algún “inconveniente” más a tener en cuenta, como la fiscalidad, pero creo que estos son los más importantes y por los que tienes que decidir si esto es para ti o no.

¿Cómo te has quedado? Si aún tienes ganas de emprender, eres de los míos. 

Ahora tocan las cosas buenas:

Libertad

Aquí podemos entrar en muchas formas de libertad. Libertad horaria, de tiempo, geográfica, de decisiones, de tomarte una siesta… En general, la idea de emprender es la de poder hacer lo que quieras durante el día.

Sin límites

Suena muy de autoayuda, pero realmente no tienes límites. En un trabajo normal no puedes moverte mucho de tu rango salarial. Pueden subirte un 20% anual como mucho, y está muy bien, pero hay un límite. Cuando creas un negocio, y más si es online, el límite solo te lo pones tú. Y lo mismo siendo freelance, tú pones el precio. Si con facturar 5.000€/mes ya estás bien, ese límite lo pones tú, pero si quieres más, a menudo puedes aumentarlo. Evidentemente fácil no es, pero no hay “nada” que te lo impida. La idea es que puedes estar ganando 1.000€/mes con tu negocio, y haciendo algunos cambios, o lanzando un nuevo producto, puedes pasar "rápidamente" de 1.000€ a 2.500€/mes, cosa que con un trabajo normal es prácticamente imposible.

Pasión

Puedes dedicarte a lo que te apasiona. Si emprendes por dinero o por necesidad, difícilmente tendrás mucho éxito, pero si emprendes por pasión en un proyecto, es mucho más probable que tenga éxito. No estás atado a ningún proyecto. Si haces algo que ya no te gusta, puedes vender, cambiar y volver a empezar. No estás obligado a hacer algo que no te gusta. Si tu pasión cambia, puedes cambiar. Bueno, la contabilidad y la declaración del IVA sí que estás obligado a hacerla, aunque no te guste, pero ya me entiendes.

Responsabilidad

Esto es buena y malo a la vez. El éxito de un negocio o emprendimiento, depende 100% de ti. Eres responsable de como va tu futuro. Todo recae sobre ti. No dependes de un jefe, de un accionista o de un CEO que tiene objetivos distintos a los tuyos, aquí eres tu 100% responsable de tu trabajo y de tu tiempo. Pero si va mal, también es 100% responsabilidad tuya… Es un arma de doble filo. No hay nadie que te obligue a trabajar, a llegar a la oficina a las 9h y a presentar X proyecto a final de mes. Aquí los tiempos te los pones tú en muchos casos. Puedes trabajar por la noche, el fin de semana, o cuando quieras, pero tienes que hacerlo.

Esto son “beneficios generales”, pero depende del emprendimiento, tienes más o menos de estos y en mayor o menor medida.

Por ejemplo, en un negocio online unipersonal eres 100% tú, lo haces desde tu ordenador y desde el que facturas de forma online a clientes o a tu audiencia, no tienes límites y todo son beneficios. Puedes vivir dónde quieras, mientras tengas internet. Puedes trabajar cuando quieras, mientras tengas herramientas para automatizar cosas. Para mí, estas dos cosas son indispensables y son los beneficios más reales.

En cambio, si emprendes con equipo, creas un e-commerce o montas una start-up, muchas de estas cosas no las tienes. Pero ya hablaremos más adelante de todo esto.

¿Y ahora qué?

Lo sé. Esta lección ha sido una buena dosis de realidad. Pero hacía falta. No vine aquí a venderte sueños, sino a mostrarte cómo se hacen las cosas de verdad.

Eso sí: que sea difícil no significa que no valga la pena. Para muchos, trabajar sin jefes, sin horarios y desde donde quieran compensar con creces los retos del camino.

Ahora bien, hay una creencia bastante extendida (y equivocada): que para emprender hay que dejarlo todo de golpe. Renunciar al trabajo. Saltar al vacío.

La realidad es que no todos pueden permitirse eso. Si tienes un trabajo estable o estás estudiando, también puedes emprender, sin fuegos artificiales ni renuncias dramáticas.

¿Lo ideal? Sacar una hora al día. Aunque sea solo eso. Tiempo para aprender, trabajar en tu idea o conseguir tus primeros clientes. Ir sembrando.

Muchos lo hacen así: combinan su empleo con el desarrollo de su proyecto hasta que este empieza a sostenerse por sí solo. Es más lento, sí. Pero también más seguro. Es lo que hice yo y lo que recomiendo a todo el mundo hacer. Créeme, empezar a emprender cuando tienes "asegurado" tu sueldo en tu trabajo, es una sensación muy buena, porque no tienes prisa, no necesitas facturar el primer mes, y puedes crear unas buenas bases que luego agradecerás.

Y lo más importante: te da tiempo para comprobar si este camino es para ti. Porque emprender no es para todo el mundo, y eso está bien. No hay una opción mejor. Solo hay una opción que encaja contigo.

Además, todas las cosas "malas" que te he contado al principio, se reducen o eliminan si emprendes mientras tienes un trabajo, y cuando decides dejarlo, ya tienes una estabilidad importante. Ni lo bueno es muy bueno cuando empiezas, ni lo malo es tan malo.

Así que, ahora que sabes todo esto…

¿Seguimos?