Tener muchas ideas no es el problema.
El problema es saber cuál merece tu tiempo, tu energía y tus recursos.

Aquí no buscamos la idea perfecta.
Buscamos la idea viable: la que puedes empezar hoy, con lo que tienes, y que te acerque a tus objetivos.

Para ayudarte a decidir, responde sinceramente a estas 5 preguntas:

1. ¿Puedes empezar tú solo?

Si tu idea requiere un programador, un diseñador, un abogado y una inversión inicial de 10.000€, no es para hoy.

Empieza por algo que puedas lanzar tú, sin depender de nadie más.
Ya tendrás tiempo de escalar, automatizar o delegar.

2. ¿Aprovecha tus fortalezas?

¿Tienes experiencia previa en ese sector?
¿Ya has hecho algo similar en tu trabajo o en tu vida personal?

Si la idea parte de algo que ya sabes hacer, conoces bien o te han pagado por antes, tienes mucha ventaja.
Estás reduciendo la curva de aprendizaje y aumentando tu credibilidad.

3. ¿Dispones de recursos (tiempo y dinero)?

¿Puedes dedicarle al menos unas horas a la semana?
¿Necesitarás invertir algo para arrancar?

Si ahora mismo estás a tope de trabajo o vas justo de dinero, elige una idea que no te exija mucho al inicio.
Valora qué puedes aportar tú (conocimiento, red, tiempo) y qué necesitarías conseguir.

4. ¿Tendrías control de tu negocio?

¿Depende todo de una plataforma externa?
¿Podrías subir precios, cambiar tu modelo o escalar si funciona?

Elige ideas en las que puedas tener autonomía y margen de maniobra.
No es lo mismo vender en Amazon (donde juegas con sus reglas) que tener tu propia comunidad o cartera de clientes.

5. ¿Vas a disfrutarlo?

¿Te motiva hablar del tema?
¿Te ves dedicándote a esto los próximos meses?

No necesitas que sea tu pasión de vida, pero sí tiene que engancharte lo suficiente como para no abandonarlo al primer problema.
Porque los habrá.

Pregúntate también

¿Es urgente solucionar el problema?
¿Qué precio podría pagar la gente para solucionar este problema?
¿Me generaría mucha carga operativa?

Haz una tabla con tus 2-3 ideas principales y puntúalas del 1 al 5 en cada criterio.
Suma los puntos.
La que más puntuación tenga... es tu punto de partida.

Empieza por ahí. No te cases con la idea. Valídala. Y si no funciona, pivota.